TEORÍAS SOCIOLÓGICAS
Teorías sociológicas:
Carlos Marx:
El marxismo ha aportado sus
propias soluciones a cada uno de estos ámbitos, y ha visto como éstas eran
relativamente acogidas en el mundo actual. Si resulta difícil analizar y
presentar de una manera general el enfoque marxista de estos problemas, es porque
el término marxismo implica, por un lado, las opiniones del propio Marx,
tratadas como un sistema coherente y, por otro, las opiniones que sostienen
todos aquellos que, aun adoptando las doctrinas de Marx, las han interpretado a
su propia manera y las han adaptado a las condiciones prácticas de la acción.
Es muy difícil ofrecer una
relación detallada de las teorías sociológicas de Marx, Por lo que nos
limitaremos a dar un breve esbozo de aquellos elementos y rasgos que explican
el carácter específico de la sociología marxista en su enfoque de los derechos
humanos.
1. Marx abordó la reflexión
sobre la persona humana históricamente y positivamente, y situó al hombre en
los sistemas generales existentes, dentro de los cuales pertenecía a un grupo,
a una clase o estrato social, a una nacionalidad, a comunidades locales y
religiosas, a organizaciones creadas de alguna manera en el marco global de las
relaciones sociales y sujetas a leyes concretas
2. Marx consideró las
limitaciones que sufren los hombres desde una doble perspectiva: a) como limitaciones
naturales, con lo cual se refería a los límites impuestos por la naturaleza y
por las fuerzas productivas dadas en cualquier nivel b) como limitaciones
sociales que resultan de las diferentes posiciones que ocupan las personas en
ese sistema, y de las diferencias en el acceso a los bienes materiales según
las categorías específicas de personas.
3. Marx explicó la aparición
de las diferencias sociales a partir del auge de la propiedad privada y del
Estado. El primero condujo a la desigualdad económica, el segundo a limitaciones
políticas. Todos los sistemas económicos y sociales se caracterizan por su
propio tipo de diferencias y limitaciones estructurales internas, que se
producen.
4. Según Marx, estas
limitaciones sociales fueron la fuente de reivindicaciones formuladas en nombre
de una clase o grupo determinado sujeto a limitaciones específicas. Los
derechos reclamados podían ser diferentes en su contenido y su alcance, y
adoptar diferentes formas.
5. El enfoque marxista consistía
en relacionar principios universales generales con situaciones de grupo e
intereses de grupo. Se podría pensar que las doctrinas políticas y sociales que
expresan una u otra actitud hacia los derechos humanos están relacionadas con
ciertas etapas históricas de desarrollo, con situaciones e intereses de grupo
concretos
6. Marx no pensó en las
situaciones de grupo y los intereses de grupo que se relacionaban con ciertas
reivindicaciones y aspiraciones en términos morales, sino como una consecuencia
de los sistemas sociales que imponían a determinados grupos la lógica de su
conducta.
7. Los análisis de Marx de la
sociedad industrial a través de cuál descubrió ciertas regularidades en el
sistema de libre empresa lo convencieron de que, dentro de los límites de esta
sociedad, era imposible, incluso a largo plazo, satisfacer las necesidades y
aspiraciones sociales y económicas esenciales de las masas. Éstas eran el
derecho al trabajo (la teoría marxista de los ciclos económicos), el derecho a
una plena remuneración del trabajo rendido (el supuesto de que la competencia
conduciría inevitablemente a la acumulación, entre otras cosas, a través de los
ahorros sobre los salarios de los trabajadores, la "ley de hierro de los
salarios").
8. Los cambios sociales, no
obstante, según los veía Marx, no se producían automáticamente. La abolición de
las restricciones a los derechos humanos era abordada como un complejo proceso
histórico, lleno de contradicciones y conflictos, luchas políticas y, a menudo,
de insurrecciones revolucionarias.
9. La teoría marxista del
materialismo histórico y su visión del socialismo eran sólo una introducción
metodológica a la interpretación de las estructuras históricamente cambiantes
de la sociedad. Su sociología era un sistema abierto. Marx subrayó en repetidas
ocasiones que debería ser abordado como un enfoque de la historia, como método
para estudiar el desarrollo social y como método que (tenemos que reconocerlo)
también podría, aplicarse al análisis de numerosos problemas que surgen en la
sociedad socialista.
Las ideas de Marx sobre la
sociología están estrechamente relacionadas con su enfoque sociológico de los
derechos humanos. Esta actitud sociológica no sólo implica un análisis empírico
de los hechos que inciden en la aplicación de ciertos derechos y una
explicación de las bases generales de su existencia, sino también un esfuerzo
para interpretar los criterios cambiantes de nuestras valoraciones y
expectativas. Marx señaló en repetidas ocasiones que ninguna época intenta
plantearse tareas que no puede solucionar. Desde esta perspectiva, no resulta
accidental que Marx pensara en las grandes ideas de la revolución francesa y
americana del siglo XVIII como acontecimientos históricos de primera magnitud.
(Castillo, 2012, citado
en D’ Oleo, 2005)
Émile Durkheim:
Los
sociólogos anteriores veían la sociología no como un ámbito autónomo de
investigación, sino a través de acercamientos psicológicos u orgánicos.
Durkheim, por el contrario, concibió la existencia de fenómenos específicamente
sociales (hechos sociales), que constituyen unidades de estudio que no pueden
ser abordadas con técnicas que no sean las específicamente sociológicas. Así
mismo redefinió la sociología como la ciencia que tiene como objeto el estudio
de estos hechos.
Durkheim
definió los hechos sociales en Las reglas del método sociológico como: «modos
de actuar, pensar y sentir externos al individuo, y que poseen un poder de
coerción en virtud del cual se imponen a él».
Dichos
«hechos sociales» existen con anterioridad al nacimiento de un individuo en
determinada sociedad y, por lo tanto, son exteriores a él. Son colectivos
porque son parte de la cultura de la sociedad, y son coercitivos porque los
individuos se educan conforme a las normas y reglas de la sociedad solo por el
hecho de nacer en ella. Durkheim afirmó: «si existían antes es que existen
fuera de nosotros» y menciona como ejemplos la lengua natal, la escritura y el
sistema monetario.
Durkheim
también afirmó que la sociedad era algo que está fuera y dentro del individuo
al mismo tiempo, gracias a que este adopta e interioriza sus valores y su
moral. El «hecho social» tiene una fuerte capacidad de coerción y de sujeción
respecto del individuo. Por ende, el hecho social no puede reducirse a simples
datos psicológicos, y la conciencia colectiva prima siempre sobre el pensamiento
individual, siendo entonces la sociedad, y no el individuo, la unidad de
análisis primordial de la sociología.
«Amar
la sociedad es amar algo más allá de nosotros mismos y algo en nosotros
mismos». Esta curiosa frase de Émile Durkheim expresa la influencia que puede
tener la sociedad en las personas. Reconociendo que la sociedad existe más allá
de nosotros mismos, ella es mucho más que los individuos que la componen; la
sociedad tiene una vida propia que se extiende más allá de nuestras
experiencias personales. La sociedad tiene el poder de determinar nuestros
pensamientos y acciones.
(Wikipedia
(2019) Émile Durkheim Wikipedia https://es.wikipedia.org/wiki/%C3%89mile_Durkheim#cite_note-:0-3)
Max Weber:
El concepto
de la sociología de Weber se diferencia del que mantienen tanto los
positivistas, como así también el marxismo.
Por un lado, establece una
distinción concreta entre las ciencias naturales y las sociales.
Dado el objeto de estudio que
le confiere a las ciencias sociales, entiende que no es pertinente hacerlo con
los mismos métodos que
se utilizan para investigar a las ciencias naturales. Pues son carácter de
estudio de las ciencias naturales las causas de dichos fenómenos, sin
importar su significación o finalidad.
A diferencia, en las ciencias sociales sus objetos de estudio son de carácter
intencional e interesa la significación que éstos contienen. No dejando de ser
el estudio social, de carácter objetivo; de lo que sirven a título de ejemplo tanto la
historia como así también la antropología que
realizan sus estudios a través de métodos concretos.
Weber destaca la infinitud de
los hechos sociales en las relaciones del hombre en el devenir histórico de la
humanidad, por lo que entiende que es imposible establecer axiomas que puedan
explicar en forma homogénea y universal el comportamiento humano. Estos comportamientos deben segmentarse
para ser objeto de estudio a elección del científico.
Y como consecuencia de lo
antes dicho se desprende que en la elección del objeto de estudio, realizada
por el investigador, hay implícita una actitud arbitraria; por algo elige uno y
otro tema para la investigación.
A diferencia de la corriente
hegeliana, como la comprende Marx, Weber entiende que la historia de la
humanidad no es precisamente racional y previsible por lo que no ha de
investigársela como un todo. Y en función a su razonamiento kantiano, Weber
entiende que el científico ha de realizar su investigación libre
de juicios de valor.
La acción social
Weber entiende que el objeto
de estudio de la sociología es la acción social, y a ésta la define como
"…una conducta humana con sentido y dirigida a la acción de
otro.-"
Esta definición destaca las
particularidades de la acción humana, tiene sentido racional o afectivo, y a su
vez está condicionada a actuar sobre otra/s persona/as,
lo cual le imprime el sentido social.
Las personas pueden aun
estando en conjunto realizar acciones individuales.-
Si bien Weber establece
cuatro tipos de acciones sociales básicas, no necesariamente está estableciendo
una segmentación rígida de las mismas, sino que en cada una
de ellas prepondera una de estas condiciones.
·
La
acción racional de acuerdo a fines.
·
La
acción racional de acuerdo a valores.
·
La
acción afectiva.
·
La
acción tradicional.
(monografías.com (2015) Sociología. Teorías de los autores
clásicos. Durkheim, Marx y Weber
Augusto Comte:
Augusto
Comte se inserta en el mundo intelectual en una época en que las preocupaciones
y los estudios sobre la sociedad y los fenómenos sociales habían alcanzado
cierta madurez. Gracias a sus grandes cualidades analíticas y de síntesis,
Augusto crea su propio sistema de filosofía y política positivista aprovechando
todo lo hasta entonces propuesto por otros autores. Según Comte, la anarquía
reinante en Europa después de la gran crisis provocada por la Revolución
Francesa se debía a que los pueblos carecían de un sistema universal de
principios que estableciera entre las personas la armonía necesaria para
cimentar un orden social común dentro del cual los individuos pudieran
desarrollar pacíficamente sus actividades. Es por eso que Comte se impuso la
misión de buscar un remedio “a tal estado anímico, verdadera enfermedad de la
sociedad”, y que creyó haberlo encontrado en una nueva filosofía, cuyos
planteamientos iniciales dio a conocer a través de varios ensayos publicados
de 1816 a 1825, hasta que estructuró una serie de ideas que ofreció claramente
sistematizadas en su célebre curso impartido en París, al que concurrieron
eminentes personalidades intelectuales y que publicó de 1830 a 1842, en los
seis volúmenes de su Curso de filosofía positiva.
El
objetivo de la nueva filosofía, era:
a)
Proporcionar a las mentalidades individuales un sistema de creencias para
unificar el espíritu colectivo.
b)
Establecer un conjunto de reglas coordinadas sobre las creencias comunes del
sistema aludido.
c)
Determinar una organización política que sería aceptada por todos los hombres,
en virtud de que respondería a sus aspiraciones intelectuales y a sus
tendencias morales.
Es
claro que un sistema de creencias sólo puede ser aceptado por todos si éste se
encuentra sustentado sobre conocimientos incontrovertibles, y de ahí que la
filosofía positiva trate de ser, ante todo, “una teoría del saber que se niega
a admitir otra realidad que no sean los hechos y a investigar otra cosa que no
sean las relaciones entre los hechos”. Para la filosofía positiva, el
conocimiento de las “cosas en sí” es imposible. Debe consagrarse exclusivamente
a la investigación de la realidad, rechazando todo saber apriorístico y toda
especulación metafísica.
Así considerado, el positivismo es, en
cierto sentido, “una negación de la filosofía”. Sin embargo, esto depende del
concepto que se tenga de la filosofía. Dice Augusto Comte:
[...]
como la empleaban los antiguos, y especialmente Aristóteles, en su significación
de sistema general de concepciones humanas, al añadirle la palabra positiva,
indico que considero esta manera especial de filosofar consistente en
contemplar las teorías, en cualquier orden de ideas, como dirigidas a la
coordinación de los hechos observados.2
Y añade:
Considerada
en primer lugar en su acepción más antigua y común, la palabra positivo designa
lo real, por oposición a lo quimérico. [En una segunda instancia, lo positivo
representa] el contraste entre lo útil y lo inútil. Recuerdo, así, en
filosofía, el debido destino de todas nuestras justas especulaciones en pro de
la mejora continua de nuestra condición individual y colectiva, en lugar de la
vana satisfacción de una curiosidad estéril. La tercera significación señala la
oposición entre la certeza y la indecisión: indica casi la aptitud
característica de tal filosofía para construir espontáneamente la armonía
lógica en el individuo y la comunión espiritual entre toda la especie, en vez
de aquellas dudas indefinidas y aquellas discusiones interminables que
necesariamente suscitaba el antiguo régimen mental. Una cuarta acepción
ordinaria, frecuente, confundida con la anterior, consiste en oponer lo preciso
a lo vago.
Finalmente considera la palabra positivo
“como lo contrario a lo negativo”, y de ahí concluye que la filosofía positiva
está destinada no a destruir, sino a organizar. “Saber para prever, prever para
obrar”, constituye el lema fundamental del positivismo. Es, pues, una filosofía
eminentemente pragmática que establece una posición ante la existencia y el
universo, basada en la contemplación de una y otro sólo a través de las
realidades comprobadas científicamente y con el fin de ordenar esas realidades
en beneficio del ser humano.
(Velázquez, elementos revista
de ciencia y cultura (2006), p. 27)
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